Mejor que nunca después de más de una década de desvelo. La estrella del equipo musical Poker luce demasiado bien y asegura que, más que con cirugías, la mejoría tiene que ver con la confianza en su cuerpo y en su talento. Reconoce que le ayudó mucho su paso por un reality show
Sueña, pero no divaga. Y la prueba más fehaciente es que la chica que se casó a los 17 años, que empezó su vida matrimonial (con Juan Carlos Narbaja) alquilando la dependencia de empleada en la casa de unos ancianos, y que cantaba gratis en VoDoo para hacerse conocida, hoy es la vocalista y directora de Poker, uno de los grupos musicales más caros de Santa Cruz. Ya tiene casa propia, está terminando de pagar la oficina, tiene dos camiones, un minibús y 22 personas a su cargo.
Elena Vanessa Áñez Valdivia de Narbaja (le encanta llevar el apellido de casada), a sus 31 años ha cantado para el papa Francisco y para 100 millones de seguidores de Sábado Gigante, ha puesto su tema Ubalele en la cima de las listas, ha revolucionado las presentaciones de los grupos en los eventos sociales con innovaciones y, no conforme, explota su faceta de compositora con dos temas propios, y alista un curso de canto. Sueña con hacer dúo junto al peruano Gian Marco, pero no se ha atrevido a contactarlo.
Paradójicamente, después de más de diez años de desvelos, tiene un físico increíble, o por lo menos eso se vio tras su escotadísimo vestido de Año Nuevo. Según ella, nada tiene que ver con cirugías, sino con una importante evolución de la seguridad en su cuerpo.
_ ¿No estarás canalizando con exceso de trabajo el haberte casado tan joven?
De hecho, después de cinco años de casada comencé a ir a los juntes de mi promo. Al principio trabajamos durísimo y, como estoy tan metida en eventos, no le hallo el chiste ir a fiestas o boliches a bailar o karaokear, prefiero ir al campo con mis hijos.
_ ¿Perdiste algo?
Más bien siento que gané mucho porque a mi edad he conseguido muchas cosas, soy soñadora y ambiciosa, siempre quiero más, nunca me quedo en mi zona de confort.
_ ¿Tus ansias de crecer no generan anticuerpos?
No, más bien tengo gente que me apoya, entre mi familia y amigos que saben lo que hacemos, ven nuestro trabajo.
_ ¿Tenés la cabeza tan metida en tus metas que no das bola a las malas vibras?
Puedo salir de mí misma y analizar los defectos que tengo, soy perfeccionista, que es a la vez virtud y defecto; también soy fatiguilla, terca, muy osada, malhablada. Me gusta lanzarme objetivos y muchos de ellos no he logrado cumplirlos, pero eso lo sabemos internamente. También nos pasaron cosas en el camino; por ejemplo, cuando viajamos a Miami con Ubalele, íbamos con 12 entrevistas confirmadas (Univisión, CNN, etc.), pero la persona del tour de medios nos estafó. Son cosas que la gente no sabe.
_ Porque nunca publicás cosas negativas...
Trato de canalizarlo porque lo que uno siente es fruto de lo que tiene dentro. Mi esposo dice que me paso de positiva, pero es parte de mi personalidad y mi energía porque soy joven. Asumo que en algún momento pondré freno y querré mirar novelas o descansar más, pero todavía, así que le estoy metiendo duro.
_ ¿Tenés más personalidad que tu esposo?
He aprendido mucho de Juan en cuanto a música y valores dentro del entretenimiento. Hay que soñar con las nubes, pero conectados a la tierra, y él tiene mucho de eso. Todo lo que se ve en nuestras redes es un conjunto de su tranquilidad, el apoyo que me da y mis ansias de decir metámosle. Él es de muy bajo perfil, es de decir: “Volá, te empujo”, y todo le consulto, es mi apoyo. Él tiene su parte y yo la mía. Juan ve la parte técnica, mantenimiento de equipos, repertorio, ensayos, y yo me reúno con los novios, trabajo la fotografía, lo que se publica. En el escenario disfrutamos, subo y mi alma se eleva a lugares que desconozco.
_ ¿No hay problema porque siempre sos la estrella?
Yo le digo eso, pero dice: “Metele vos”. Si fuera por él, estaría atrás, pero le tocó estar al frente y se lo banca. La mayoría de los inconvenientes que podamos tener son de trabajo y, como en cualquier sociedad, muchas veces chocamos y tengo que ceder.
_ ¿No te sabe a hermanito después de tantos años de trabajo juntos?
No, y eso que estoy con él desde jovencita. Ahora hay una gran estabilidad, es muy fuerte, nos entendemos con una mirada, hasta para poner reglas en la casa con los chicos, somos muy cómplices.
_ ¿Cómo logra estabilidad una pareja con tanta vida nocturna?
Nunca hemos peleado por celos. Es sumamente seguro, no sé si de él o de mí. Mientras su cantante brille, está bien. Cuando éramos recién casados, las chicas me decían: “Me encanta el cantante, pasáme su teléfono”, o a mí me mandaban una rosa. Es parte del show y creo que nos ayudó el empezar como amigos y colegas.
_ ¿Te gustaría esta vida para tus hijos?
Me encantaría que trabajen con nosotros en su momento, pero debo ser muy cuerda. Hay hijos que viven tanto tiempo algo que, cuando son grandes, hacen cosas distintas. Lo hemos hablado siempre con mi esposo y creemos que como padres tenemos que ser el ejemplo. En Poker, es una regla, nadie fuma ni toma alcohol, y es difícil encontrar gente sana en el entretenimiento.
_ ¿Solo dos hijos?
Mi esposo quiere uno más, pero la fábrica ya no quiere.
¿Por qué solista? ¿Querés escapar a los desvelos o trascender boliches?
Siempre quise compartir composiciones mías, más amor, balada, y Poker es todo lo contrario, es joda, baile. Ahora que estoy más organizada puedo hacer ambas cosas, es un sueño más personal.
_ ¿Qué pensás de la competencia?
La innovación es lo que nos distingue y la fidelidad de la gente que nos elige ve eso. Hemos sacado esa barrera entre el público y el artista. En Santa Cruz hay trabajo para todos, algunos prefieren un evento más formal y otros más interacción.
_ ¿Poker es caro?
Sí, porque hacemos una producción musical muy grande, tenemos pantallas led, cabezas móviles, bailarines, etc. Valemos lo que cobramos.
_ ¿Cirugías?
Cuando era soltera me aumenté talla y media en los senos y hace dos años me operé la nariz. Desde el año pasado tengo más conciencia con mi alimentación y uso cremas desde los 20 años; ahora me preocupan mis ojeras, que están más pronunciadas. Desde hace un año me siento más segura con mi cuerpo. Era insegura de mi flacura, pero cuando canté en Sábado Gigante no tuve una pizca de nervios, es la suma de cosas.
_ Algunos piensan que Vanessa es figureti...
Soy de redes sociales, me gusta mostrar el trabajo que hago, también a veces subo cosas de mis hijos o de mi casa, pero más de trabajo. Ahora he decidido compartir un video por semana de canciones que me piden los fans, es importante el tema de la canalización.
Ahora que tengo un nombre me he convertido en madrina de niños en la aldea del padre Alfredo. Quizás si lo comparto, ya sea para rifas, consiga más. Me arrepiento de no haber empezado a ayudar desde más joven; siempre tuve la idea errónea de que lo haría cuando tuviera más estabilidad económica, pero hay tantos niños que no solamente necesitan plata, sino también un abrazo. No sé si la fama me está siendo útil, pero puedo llegar a más personas con algún objetivo.
_ ¿Nunca te ha costado cara la fama?
Es una especie de amiga, no se me dio de la noche a la mañana, y la conozco con sus virtudes y defectos, sobre todo cuando fui parte del Bailando por un sueño.
_ ¿Volverías a un reality?
Aprendí hartísimo, como la confianza en mi cuerpo, ahora bailo y eso enriqueció mi show, pero fue muy agotador. Uno se expone en ese tipo de programas porque en redes sociales hay gente destructiva, y yo suelo preguntar a gente que me hace críticas constructivas qué les gustó y qué no. Eso hace que evolucionemos
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